miércoles, noviembre 02, 2005

Episodio VII

En que el narrador se aleja por una llanura de pétalos azules y fragancias negras. Los seguidores adoran un becerro hecho de argamasa.


Hay una persona que nadie conoce.
Hay una voz que nadie ha escuchado todavía. Hay frases que aún no se han dicho porque no es el momento.
Hay gestos que quedan por hacer.
La mano acaricia el borde de la taza. Es una mañana hermosa de otoño. Es una mano de palma grande y de dedos cortos. Mira por la ventana, da un sorbo del té humeante.
Hay insultos que sólo él conoce, porque se los dijo esa persona, otra persona.
Hay verdades que no se atreve a decir, pero las ha escuchado. Él ya ha pensado las frases de mañana, ya ha visto esta mañana muchas veces.
Ha tenido en su mano la piedra, y la ha guardado. Otra persona, a quien nadie conoce, le espetó que la tirara, y él no quiso.
Se agacha, terminado su desayuno, se ata las zapatillas de deporte, se ciñe el cinturón y se echa al hombro una mochila que nunca se termina de romper.
Anoche hablaron, esa persona y él. Pasó un poco de miedo.
Echa mano a las llaves, mientras cierra llama al ascensor.
Hay pasos que nadie ha dado. Camino a su destino, hay caminos que no ha recorrido nadie.
Hay itinerarios cuyo esbozo le ha sido susurrado en sueños, y aún no sabe si existen.
La persona que nadie conoce quizá lo tome de la mano esta noche, o la noche que viene, y le lleve por ellos.
Él teme, porque podría gustarle, pero sonríe, porque podría gustarle.
El aire de hoy es frío y seco y no promete nada. Él no necesita más promesas de nadie. Las manos a los bolsillos, qué frío hace hoy.
La voz que nadie ha oído dice algo y él ríe. Alguien pasa a su lado y su risa le suena extraña. Como si fuera la risa de alguien que no es él. Como si sus pasos los diera alguien que no es él.
Se pierde en la multitud que se abalanza al metro, como entrando en unas fauces enormes, devorado por el mismo suelo, él y el otro él.
Se pierde de vista, quizá hoy vaya por un camino nuevo.
Hoy por la mañana no tenía miedo.
Es normal. Va con alguien a quien nadie conoce.

1 Comments:

Blogger Locuelo said...

Sólo los bots firman tu blog.

Y sólo yo (creo) lo visito, esperando, aguardando el momento en que tu mente alumbre una nueva obra.

Unica en el mundo.

La obra.

Y la mente.

12:44 a. m.  

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